¿Y SI LO QUE NOS IMPORTA NO BASTA?

Segunda de Cinco. Busca mañana la siguiente.

Ayer preguntábamos qué nos importa realmente. Hoy la duda se vuelve más incómoda: ¿y si lo que decimos que nos importa no es suficiente para sostener una sociedad justa, libre y habitable?

Porque seamos francos: preocuparnos no cambia nada. Indignarnos no resuelve un problema. Importarnos algo no garantiza acción. México es un país donde a todos les “importa” la corrupción, pero los corruptos siguen enriqueciéndose. Donde a todos les “importa” la violencia, pero se normaliza el miedo. Donde a todos les “importa” la pobreza, pero seguimos volteando la cara para no incomodarnos con el niño que pide limosna en el semáforo.

La verdad es dura: nos importa lo suficiente para quejarnos, pero no lo suficiente para cambiar. El interés sin compromiso es apenas una pose, un pretexto para tranquilizar la conciencia.

El mundo entero funciona bajo esa lógica. Nos importa el medio ambiente, pero seguimos usando plásticos desechables. Nos importa la paz, pero aplaudimos guerras selectivas si convienen a “nuestros intereses”. Nos importa la democracia, pero nos resignamos a votar cada tres o seis años y después olvidamos exigir cuentas.

La pregunta entonces no es solo qué nos importa, sino qué estamos dispuestos a hacer con lo que nos importa. Y ahí se mide la verdadera diferencia entre una sociedad que sobrevive y una que progresa.

Quizá el reto ya no es convencer a la gente de que ciertas causas importan, sino lograr que ese interés se convierta en acción, en sacrificio, en renuncia a la comodidad. Porque mientras lo que nos importa no nos duela lo suficiente, la historia seguirá repitiéndose.

La reflexión queda sobre la mesa:
¿estamos dispuestos a transformar lo que nos importa en lo que nos compromete?

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