¿QUÉ TE IMPORTA EN REALIDAD?

Cuarta de Cinco.

Hay preguntas que incomodan porque no admiten respuestas fáciles. Esta es una de ellas:
¿De verdad te importa el país, el planeta, la humanidad… o lo único que te importa eres tú?

El ego humano tiene un talento extraordinario para el autoengaño. Nos decimos solidarios porque compartimos una publicación. Nos decimos conscientes porque hablamos de cambio climático mientras dejamos el aire acondicionado prendido. Nos decimos comprometidos con México porque votamos cada tres o seis años y sentimos que cumplimos. Pero, en el fondo, el espejo nos revela otra verdad: lo que más nos importa es nuestro pequeño universo personal.

Lo tuyo, lo mío, lo nuestro inmediato. La comodidad. La seguridad de lo conocido. La fantasía de que, si a mí me va bien, el mundo puede esperar.

La trampa está en que esa lógica no se sostiene. El país no mejora si solo te importa tu bolsillo. El planeta no se salva si solo te importa tu estilo de vida. La humanidad no avanza si solo te importan tus batallas. El ego puede engañarte, pero la realidad no.

El filósofo Pascal decía que todo el sufrimiento humano proviene de la incapacidad de sentarse en silencio en una habitación. Hoy podríamos añadir: todo el sufrimiento humano proviene de no atrevernos a preguntarnos qué nos importa de verdad… y de huir de la respuesta cuando asoma.

Tal vez el verdadero acto revolucionario no sea protestar, ni marchar, ni exigir —aunque todo eso sea necesario—, sino atreverse a poner en la balanza lo que dices que te importa contra lo que realmente mueven tus decisiones diarias. Ahí no hay discursos ni likes que valgan: solo la verdad desnuda.

Y esa verdad puede ser dura: quizás lo único que te importa eres tú.
Si es así, que al menos tengas el valor de reconocerlo.
Porque solo desde esa brutal honestidad se puede empezar a construir otra respuesta.

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