NECESARIO EDUCAR SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO EN CHAPINGO

TEXCOCO, Méx., 1 de octubre de 2025.- El cambio climático ya no es una advertencia futura, sino una realidad que golpea de manera directa al sector agrícola en México, con sequías prolongadas, lluvias extremas, heladas intensas y una creciente incertidumbre en los ciclos de siembra y cosecha, advirtió el profesor investigador Mario Castelán Lorenzo, en el marco del Foro “Pasado, presente y futuro académico de la Universidad Autónoma Chapingo”, organizado por el Sindicato de Trabajadores Académicos (STAUACh).

El también integrante del STAUACh destacó que ante este escenario resulta imprescindible que las instituciones de educación superior, particularmente las enfocadas en el campo agronómico, integren de manera urgente la educación climática en sus programas de estudio.

Castelán Lorenzo explicó que los productores rurales, campesinos y empresas agropecuarias enfrentan a diario los efectos del cambio climático: suelos degradados, escasez de agua, pérdida de cosechas y muerte de ganado. Incluso los grandes productores, con acceso a tecnología, reconocen la vulnerabilidad del sector ante la incertidumbre meteorológica.

Subrayó que el conocimiento científico y la preparación académica son fundamentales no solo para mitigar los impactos, sino también para aprovechar oportunidades que puedan derivar de fenómenos como el incremento de flujos de agua en ciertas regiones.

En este sentido, recordó que la Universidad Autónoma Chapingo ha asumido compromisos con la Agenda 2030 de la ONU, particularmente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 13, “Acción por el Clima”. No obstante, enfatizó que es urgente fortalecer la aplicación de estos compromisos en la práctica docente y en los contenidos curriculares.

Mencionó que la agroforestería, la conservación de suelos y las prácticas agrícolas sostenibles son ejemplos de soluciones climáticas que deben enseñarse como parte de la formación integral de los agrónomos.

El académico señaló que, aunque la UACh apuesta por un modelo educativo multidisciplinario con valores éticos, enfrenta desafíos como la rigidez del sistema académico, la resistencia al cambio y la brecha entre el discurso institucional y las acciones concretas frente a la crisis ambiental.

“Mientras se habla de sustentabilidad y de responsabilidad social, los programas educativos muestran un débil rediseño frente al problema climático”, lamentó.

Finalmente, enfatizó que la educación climática no debe permanecer como un ideal teórico, sino traducirse en transformaciones tangibles en la enseñanza. “Formar agrónomos conscientes, ética y técnicamente preparados, es clave para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del país”, puntualizó Castelán Lorenzo.

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