
Agencia Xponencial – Opinión
El reciente actuar de Horacio Duarte Olivares, quien compareció ante el Congreso mexiquense, no es un evento aislado. Es, más bien, el primer paso visible en su carrera hacia el 2029, donde su nombre ya comienza a sonar como un posible candidato a la gubernatura del Estado de México. Este momento, marcado por su intervención ante los legisladores, lo posiciona como un fiel sucesor del legado de la maestra Delfina Gómez Álvarez, siempre y cuando entienda que lo que tiene entre manos es un proyecto colectivo que va más allá de su propia figura.
Duarte Olivares tiene el reto no solo de brillar como funcionario, sino de demostrar que trabaja para un movimiento que trasciende a una sola persona, el de la Cuarta Transformación (4T). Este movimiento, que ha aglutinado a millones de mexicanos, encontró en la figura de Delfina Gómez una representación de confianza, humildad y cercanía con el pueblo. Sin embargo, Horacio Duarte no debe perder de vista que la lealtad que los mexiquenses han mostrado hacia Delfina y hacia Morena no está atada a personalismos. Este es un proyecto que convoca a más de 5 millones de votantes que, en las pasadas elecciones, respaldaron a Claudia Sheinbaum y que, de manera previsible, harán lo mismo en 2029, pero solo con aquel que demuestre ser digno de la confianza popular.
La expectativa en torno a Horacio Duarte es elevada. Su gestión al frente de las aduanas, así como su historial político, lo perfilan como un funcionario capaz de asumir grandes retos. Sin embargo, la clave de su éxito de cara al futuro estará en su capacidad para representar un proyecto colectivo, donde lo que esté en juego no sea su figura, sino la consolidación de la 4T en el Estado de México. El reto no es menor: deberá convencer a un electorado cada vez más exigente, que quiere ver resultados, pero sobre todo, que busca líderes que actúen con transparencia, humildad y una visión clara de que el poder debe ser usado para el bienestar de todos, no como herramienta personal .
Si Horacio Duarte logra comprender que su verdadero reto no es ganarse la aprobación de un sector político, sino ganarse el respaldo de millones de mexiquenses, su camino hacia 2029 será mucho más claro. No basta con ser el sucesor “natural” de Delfina Gómez, debe ser también el artífice de una nueva etapa para el estado, donde Morena siga siendo sinónimo de esperanza y transformación.
En resumen, la comparecencia de Duarte Olivares podría marcar un momento clave en su carrera, un primer paso en su camino hacia una posible candidatura para la gubernatura.
Su éxito dependerá de que logre demostrar que entiende que trabaja para un proyecto que no es de una sola persona, sino de un movimiento que representa la voluntad de millones. Solo así podrá consolidarse como el verdadero heredero de la confianza del pueblo mexiquense y convertirse en un candidato que no solo aspire a ganar, sino a transformar.