
Quinta de Cinco. Ojalá les haya gustado.
¿De verdad te importa el país, el planeta, la humanidad…?
No te engañes. Te importa tu coche, tu celular, tu serie de moda y que no se te caiga el Wi-Fi. El resto es puro accesorio para las pláticas “profundas” que tienes cuando te da por sentirte ciudadano ejemplar.
Claro, dices que amas a México. Pero lo amas desde tu sillón, con una chela en la mano, mientras mascullas insultos contra los políticos. Lo amas tanto, que si pudieras, lo cambiarías por una visa gringa en cuanto te la ofrecieran.
Y del planeta, ni hablemos. Te duele el cambio climático, pero qué flojera dejar el coche. Te preocupan los océanos, siempre y cuando nadie te quite tus botellitas de agua “individuales”. La humanidad, en abstracto, te conmueve: lloras con documentales de Netflix, pero si un migrante toca tu puerta, seguro llamarías a la policía.
La verdad, lector, es que lo único que te importa eres tú. Tu éxito, tus seguidores, tu imagen. Porque en el fondo eres el héroe de tu propia película, y todos los demás —país, planeta, humanidad— son apenas extras mal pagados.
Lo curioso es que ese guion tiene un final predecible: tu burbuja personal no es indestructible. El país que ignoras termina cobrándote impuestos de corrupción. El planeta que depredas acaba colapsando sobre tu comodidad. La humanidad que desprecias terminará volteándote la espalda cuando necesites ayuda.
Pero sigue así, felicidades. Sigue creyendo que eres la excepción, el iluminado, el importante. Al fin y al cabo, si lo único que te importa eres tú, no te preocupes: cuando todo se derrumbe, tú también estarás incluido en el paquete.