LA LECCIÓN DEL NUEVO AEROPUERTO

Por Julio Requena

Siempre lo dije, el único culpable de la cancelación del viejo proyecto del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, fue el ex presidente de la República Enrique Peña Nieto, dado que no cumplió con los tiempos especificados para la obra, por el contrario se fue retrasando más y más, al mismo grado de encarecerlo mucho más, pero si hubieran avanzado con lo planificado su cancelación podría haberse evitado.
Obvio no se cancela una obra con más del 50 por ciento de avance y cualquiera en el servicio público lo sabe, pero hay obras que no han alcanzado el 30 por ciento en el cambio de gobierno y simplemente se dejan inconclusas, pendientes o en el peor de los casos supuestamente se dan por terminadas porque se gastó todo el dinero, aunque la obra no exista más que en el papel o en el expediente oficial.
Hoy el presidente de la República le vuelve a dar un golpe al viejo régimen por lo menos en la forma de hacer las cosas evitando dos cosas: alargar la construcción de los mega proyectos del gobierno y no elevar los costos, pues se trata de acciones gubernamentales para beneficio de la población y no negocios para enriquecer a las empresas que los realizan.
El nuevo aeropuerto es un ejemplo de estas dos acciones fundamentales en la administración pública federal e independientemente de otras críticas de ubicación, tiempos y visión a futuro, dicha obra ya se inauguró a diferencia del tren interurbano Zinacantepec-Toluca-Santa Fe que debió entregarse en el 2016 y a la fecha sigue sin concluirse en detrimento de los pobladores del centro del país que necesitaban este transporte para agilizar sus recorridos.
Andrés Manuel López Obrador ha dado una muestra de cumplimiento en tiempos y gastos, pero podría sumar más éxitos si la refinería en Dos Bocas o el Tren Maya se concluyen antes de que termine el sexenio, todavía le faltan tres años de gestión en los que podría sorprender a los ciudadanos gratamente con dichas acciones, pero sobre todo ha dejado en claro que la Cuarta Transformación y el viejo PRI no son ni de lejos lo mismo, por el contrario, se acaba de morir una forma de gobernar que privilegiaba los negocios y encarecimiento de las obras por encima de la eficiencia y el respeto a los tiempos pactados en los contratos.
Seguramente, vendrán más críticas al proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) pero nada que ver con el viejo proyecto que fueron alargándolo para convertirlo en un negocio multimillonario y toda vez que esto ya va cuajando seguramente sus detractores se irán sobre la refinería y el tren maya.
Por otra parte, Andrés Manuel López Obrador ha colocado uno de sus principales proyectos en el Estado de México y con ello, le ha puesto la muestra al actual gobernador Alfredo del Mazo Maza, quien no tiene una obra tan grande para presumir en su administración y eso que ya solo le faltan dos años a su sexenio, su máximo logro ha sido el programa clientelar de beneficencia llamado Salario Rosa, pero los ciudadanos se siguen preguntando ¿dónde están las obras?
Paralelo a esta inauguración leo comentarios sobre el descuido o rezago del Aeropuerto Internacional de Toluca ante la situación del AIFA, por lo que varios usuarios proponen que no se deje olvidado este aeropuerto y se realice una modernización real, para que los beneficios se dupliquen y se puedan contar con tres terminales aéreas en el centro del país evitando la carga de vuelos y abriendo más posibilidades de destinos a costos accesibles. Ojala y sí.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *